lunes, 18 de octubre de 2010

El sordo rumor de la ola que viene

No hay que ser economista, basta con algo de termodinámica aplicada, para ver que si cada vez se compran más productos fabricados en China, de una u otra forma hay mucha pasta que llega a ese país. Y parece que se la están gastando en comprarnos.

Hace unos meses, la firma china Geely le compró a Ford la compañía Volvo. Otra firma china, Fosum, adquirió recientemente un paquete de acciones importante en Club Med. Unos amigos madrileños me contaban cómo las empresas de distribución chinas se estaban haciendo con los mejores pabellones, en teoría industriales, en la Comunidad de Madrid, para destinarlos a uso comercial. Empieza a ser frecuente el encontrar noticias de adquisiciones de empresas occidentales, por parte de firmas chinas.

Me comentaba el gerente de una empresa auxiliar alavesa que se encontraban en una situación delicada. En su sector, las pocas empresas europeas que quedan vivas solo son competitivas si pueden marcar la diferencia en cuestiones tecnológicas. Ellos lo están haciendo, de manera que sus competidores chinos, que tienen un mercado inmenso local, están diez años por detrás en desarrollo tecnológico. Pero, en un momento como el actual, de crisis financiera, una de los escenarios que maneja es que cualquier competidor chino les recupere los diez años simplemente comprando la empresa. Y es algo que le puede pasar a miles de empresas europeas de tamaño medio, bien preparadas tecnológicamente, pero con una fortaleza financiara manifiestamente mejorable. "Pueden comprarnos a todos", indicaba este hombre, muy preocupado por el futuro de su sector y de la industria europea en general.

Hablando con otro directivo, recién llegado de China, surgió el tema y el temor de que en los próximos meses se desencadene una compra silenciosa, pero selectivamente intensa, de empresas industriales de nuestro entorno por parte de firmas chinas, con el apoyo financiero de un estado al que "le sale el dinero por las orejas", según el directivo. En unos casos para cerrar posibles competidores, en otros para comprar tecnología, en todos los casos para comprar mercado.

Es una hipótesis inquietante, porque no se por qué me da que estos compradores no tienen entre sus prioridades la de que a nosotros nos vaya mejor que a ellos. Inquietante.

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