sábado, 2 de octubre de 2010

¿Cuál es la dimensión real de la crisis?

Me gustan las cenas de grupo los días de feria en el extranjero. Tras una jornada atareada, atendiendo el stand o visitando clientes, es el momento de mesa, mantel, relajación y conversación, en el que las ideas fluyen con brío y brillo, constituyendo en ocasiones auténticas clases de gestión práctica de empresas. Intentamos arreglar el mundo y, aunque no solemos lograrlo, sí que le dejamos para que pase, al menos, la ITV.

Este jueves era el último día de la feria industrial de Noruega en Lillestrom, y en la cena, marcada por el cansancio de cuatro días sin demasiado movimiento, surgió en la mesa una pregunta: ¿cómo de profunda es, en realidad, la crisis? 

Las cifras oficiales hablan de una caída del PIB de décimas, algún punto, algo de lo que todos acabamos dudando. Sectores enteros han caído de manera severa: construcción, eólico, frabricación de maquinaria... la inversión también ha caído; se compra menos y a precios, en ocasiones, más bajos; los resultados de muchas empresas han caído, en ocasiones en picado.

No logramos sacar sectores en los que hubiese habido un crecimiento sensible. Conozco una empresa que fabrica mascarillas de papel a la que le fue muy bien en los días en los que la Gripe A iba a acabar con media humanidad. Pero su notable incremento de ventas difícilmente habrá compensado, por ejemplo, la caída en un 90% en ventas de un comercializador de maquinaria, también conocido mío.

En definitiva, con la que ha caído en 2009 -y parece que no termina de escampar- hablar de caída del PIB de dos o tres puntos nos sonó a los comensales a estadística poco realista, por corta.

En la misma cena, uno de los comensales nos contó algunas cosas sobre su visita a un posible cliente en el norte del país, como por ejemplo que el sector off-shore va bien en Noruega, lo mismo que el de las piscifactorías, pero que el resto de la industria está a verlas venir. Interesante información, sin duda. Entre tanto optimismo bien informado, al menos el reno que cenamos estaba espectacular.

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