domingo, 28 de noviembre de 2010

El tamaño es importante

Siento titular esta entrada con un tópico, incumpliendo una de las reglas de oro del buen comunicador, pero es que es cierto: cuando la empresa industrial se enfrenta al reto de la supervivencia, el tamaño de la empresa representa un factor muy importante, cuando no decisivo.

En los foros en los que me va tocando participar en los últimos meses se está apelando a la internacionalización como vía para la supervivencia de las pymes industriales. El poco mercado que pueda surgir va a hacerlo mayormente fuera de España.

El Observatorio de la Pequeña y Meidana Empresa de la UE indica que el porcentaje de facturación en el exterior de las pequeñas y medianas empresas es de un 8%, mientras que para las empresas más grandes esta cifra asciende al 28%. Dando por buenas estas cifras para la industria española, tenemos delante un índicador para ponerse a temblar en momentos de contracción de la demanda interna. Las empresas más grandes tendrían, según esto, más fácil sobrevivir.

¿Cómo adquirir dimensión para poder acceder a los mercados exteriores? Según indican los consorcios de exportación que trabajan en el sector industrial, el presupuesto anual de una labor comercial en el exterior digna de tal nombre oscila entre los 120.000 y 180.000 euros, una cifra respetable para una pequeña empresa.

Hay una forma interesante de cubrir este presupuesto, y de acceder a los mercados exteriores. Se trata del Consorcio de Exportación: un grupo de empresas deciden compartir su labor comercial en el exterior, a través de un departamento de exportación común para todas ellas. De esa forma, comparten el coste del o de los profesionales que se encargan de la labor comercial y de apoyo, y comparten también los gastos -viajes, ferias...- necesarios para llevar a cabo esta labor comercial. Este departamento comercial común puede adoptar la forma de sociedad mercantil cuyo capital es compartido por las empresas participantes, o bien es pilotado por profesionales que trabajan por cuenta propia, haciendo la labor comercial para las firmas integradas en el mismo. En ocasiones, el vinculo entre las empresas no llega hasta la constitución de una sociedad nueva, sino que se mantiene mediante un reglamento de relación entre empresas participantes, un plan de acción y un presupuesto plurianuales.

Los consorcios de exportación permiten a la pequeña empresa industrial sumar esfuerzos para adquirir una dimensión mayor incluso que la suma de las firmas que constituyen el consorcio, y que les permite acceder a mercados y clientes que les estarían vedados yendo en solitario. Además, algunas administraciones pública -el Gobierno Vasco, por ejemplo- han decidido apoyar este tipo de iniciativas, incluso en tiempos como estos, de recortes. La Cámara de Comercio de Alava, por ejemplo, ofrece también apoyos en forma de servicios a los consorcios en su fase inicial.

Siendo una cosa tan buena, ¿por qué no hay más empresas industriales que se integren en consorcios de exportación? Marcada personalidad de los propietarios de las empresas, resistencias a compartir información y cierta parcela de poder, miedo al exterior, aunque sea yendo en compañía de otros... también el tabaco es malo, y hay gente que sigue fumando.

Sitios web de algunos de consorcios de exportación formados por empresas industriales: www.fastenex.com, www.auxala.com, www.auxin.com, www.systeko,com.


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