martes, 10 de enero de 2012

Raspberry Pi: Cuando fabricar en Europa se pone imposible

Estoy siguiendo con atención -e impaciencia- el desarrollo del "ordendador de 25 dólares" que está llevando a cabo un grupo de gente en el Reino Unido, bajo el nombre de guerra de "Raspberry Pi". Se trata de una idea altruista -conseguir ordenadores baratos, pero suficientemente potentes como para que puedan ser usados en entornos educativos- que despierta pasiones entre los tecnoadictos del mundo: el anuncio por twitter de que han comenzado ya a fabricar los "chismes" acaba de provocar el colapso de su servidor web, www.raspberrypi.org. No quiero ni pensar la que se va a armar cuando empiecen a venderlos, y los aficionados a estos cacharros empecemos a comprarlos a pares (o a duples, porque cada día se me ocurre una nueva aplicación para el aparatico).

Cuenta esta gente las peripecias que han tenido que pasar a la hora de decidir dónde fabricar los ordenadores -que, en definitiva, no dejan de ser unas tarjetas electrónicas con componentes soldados, sin más avíos- y cómo han tenido que desistir de fabricarlos en el Reino Unido, como habían planeado inicialmente.

Aparte de condicionantes ligados a márgenes, cantidades u ocupación de capacidad productiva -factores que podríamos llamar "de mercado"- esta gente se ha encontrado con otro problema que no deja de ser absurdo: según Raspberri Pi, el sistema arancelario británico, imagino que similar al nuestro, penaliza la importación de componentes, pero no la de circuitos con los componentes ya soldados. Como los componentes necesarios para fabricar las placas no se fabrican en el Reino Unido, resulta que fabricar en, pongamos Sheffield, está más penalizado fiscalmente que fabricar en Taipei y llevarlo para la Gran Bretaña.

No se cuánto de justificación cara a la galería puede tener esta explicación que dan desde Raspberry Pi sobre su, digamos, peripecia fiscal, pero si es cierta, y no tiene por qué no serlo, nos encontraríamos ante una estupidez fiscal de primer orden, o cómo una regulación poco fina puede acabar de desanimar la fabricación de determinados componentes electrónicos en Europa. Vamos, lo que nos hace falta.

Para quienes no conozcan el Raspberry Pi, aquí va un video sobre el ordenador de las 15 libras, ó 25 dólares, o 20 euros (más o menos):