Una de las preocupaciones de futuro que me rondan la cabeza es la de ver cómo los más jóvenes de nuestro entorno viven y se forman ajenos a la realidad industrial en la que vivimos y en la que tenemos que perseverar y profundizar para seguir siendo un país más o menos próspero.
La First Lego League es una actividad que permite llenar en parte ese vacío existente entre la realidad -la necesidad, incluso diría- y aquello en lo que son formados nuestros chavales. Se trata de una competición entre equipos de niños y jóvenes, que tiene alcance mundial, y que se lleva a cabo, en una primera etapa, a nivel autonómico, al menos en lo que nos toca aquí en el País Vasco.
Los equipos, formados por entre cuatro y diez chavales, de entre nueve y dieciséis años, han de construir y programar un robot con componentes suministrados por Lego, que ha de realizar una serie de misiones. Tambén han de desarrollar un proyecto científico y otro proyecto técnico.
Los chavales son apoyados por padres y profesores -el capitán y los mentores- y cuentan también, al menos en el País Vasco, con apoyo de entidades y organismos patrocinadore -cuyos logos incluyo en esta entrada, como agradecimiento y reconocimiento a su esfuerzo- que financian buena parte de los gastos y que, lo más importante, organizan actividades para acercar a los jóvenes participantes a centros tecnológicos y a lo que podríamos llamar la "realidad investigadora" de nuestro entorno.
La FLL es un pequeño paso, pero permite acercar a los jóvenes al mundo de la tecnología y nos permite hablarles, a quienes tenemos la suerte de estar involucrados en la competición, de ingeniería, máquinas, problemas a resolver con habilidades técnicas incipientes. Creo que algunos de los ingenieros que han de llevar nuestra Industria al liderazgo dentro de una generación están ahora pensando cómo resolver tal o cual misión de las que propone la FLL este año, o estarán dándole las últimas pinceladas a sus proyectos técnico y científico.
El sábado que viene, en Zamudio, tenemos la prueba de fuego, la FLL Euskadi. Mi equipo, Urki, basado en el Colegio Urkide, y con el apoyo del Colegio de Ingenieros Industriales de Alava, acude con un grupo de chavales -y padres, todo sea dicho- muy ilusionados con la idea de competir y mostrar lo que han hecho. En general, será un momento de ilusión por ver cómo existen bases para un futuro para nuestra industria.
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