domingo, 30 de octubre de 2011

La industria auxiliar de la construcción, en Batimat

El lunes 7 de noviembre comienza en París la feria BATIMAT. Dentro del mundillo ferial, es un certamen que tiene nombre, una de las grandes -2.300 expositores, 89 de ellos españoles, llenando Puerta de Versalles-  en un sector que ha sido, durante años, el motor de la economía española: la construcción. BATIMAT cubre la mayor parte de los campos en los que se declina el sector de la construcción, incluido uno, el de herrajes, cerramientos, elementos de fijación y "otros hierros elaborados" en el que Construcción e Industria se encuentran.

El encuentro entre Industria y Construcción, tal y como están las cosas, no es, precisamente, un festejo marcado por la alegría. Tengo la impresión de que las empresas suministradoras de componentes o equipamiento para la Construcción están en una posición delicada en la cadena alimenticia, sin alimento en forma de pedidos, y en primera línea del frente concursal.

Esta es la primera actividad que vamos a desarrollar en este sector el grupo de profesionales que trabajamos para ayudar a las empresas subcontratistas industriales encuadrados en varias Cámaras de Comercio. Hay un colectivo de empresas industriales subcontratistas que trabajan para el sector de la construcción, y vamos a ver si podemos lanzar una línea de actividades para apoyarlas en su labor comercial y para ayudarlas a salir a los mercados exteriores.

De momento, parece que hay ganas, porque la respuesta a la convocatoria de esta actividad ha sido buena en cuanto a número de empresas que vana participar en la feria compartiendo stand. Como en otros sectores industriales, o como en la vida misma, la necesidad obliga a salir fuera a buscar lo que no hay en casa. Veremos cómo nos va por París, y lo contaré por aquí.

viernes, 28 de octubre de 2011

¿Ha comenzado la desglobalización?

Leo en la prensa francesa -he aquí en enlace para leerlo en Nord Éclair- que se presenta uno de estos días la primera "tablet" fabricada en Francia. La historia tiene su aquél. Se trata de Qooq, un producto un tanto especial -una tablet muy enfocada a los aficionados a la cocina- que, hasta ahora, se fabricaba en China, pero que se va a empezar a producir en Montceau-Les-Mines, localidad situada al norte de Lyon. Sabiendo cómo se las gastan nuestros vecinos del Norte con la cosa del protocolo, y las ganas que les tienen a los chinos en temas industriales, la presentación del aparatillo debió de ser un acontecimiento regional de primer orden.

El modelo nuevo va a mantener el precio que tenía la versión anterior, fabricada en China por una empresa, RealEase, con base en Hong Kong pero con nombres franceses en su consejo de administración y gerencia. El presidente de Qooq, que se llama Jean-Yves Hepp, señaló en la presentación del modelo que la diferencia de coste de mano de obra que han de asumir por no fabricar en China se compensa totalmente por la innovación y por una mayor automatización del proceso de fabricación.

Imagen del sitio web www.qooq.com

Es interesante lo que cuenta Guillaume Hepp, hermano de Jean-Yves y cofundador de la empres: el producto ha sido rediseñado para que la intervención humana se limite a acciones de alto valor añadido. En China, la fabricación del modelo anterior contaba con muchas operaciones hechas a mano.

Hepp II -¡ah, la empresa familiar!- añadió que, trayendo la fabricación a Francia, habían obtenido una ventaja en calidad y productividad, gracias a la automatización, además de ahorros de transporte y logística. Vamos, que les salen las cuentas.

Y eso sin contar con el plus publicitario que supone para este producto su condición de fabricado en casa, en un país con un patriotismo de compras genético. El ministro de investigación francés, Laurent Wauquiez, barrió para casa, indicando que el QooQ fabricado en Francia demuestra que es posible competir y animó a los consumidores a dar preferencia "a los productos europeos, a los productos franceses".

La palabra del festejo la pronunció el presidente del Consejo General del departamento de Saône-et-Loire, el señor Arnaud Montebourg: "Ha comenzado al des-mundialización". Nosotros diríamos la "desglobalización".

Algo de esto sospechaba yo el otro día cuando me comentaba un empresario de la zona que estaba buscando algún fabricante próximo de un  juguetito de goma muy simple, de los que usábamos hace ya unos añitos para divertinos y dar algún susto. Al parecer, estos juguetitos empiezan a ponerse caras en China, por una combinación de impuestos y costes varios.
Tras la charla no terminaba yo de estar muy convencido de que aquí se pudiesen fabricar ya según qué cosas que hasta ahora se hacían en China, pero si lo dice el presidente del Consejo General de Saône-et-Loire, igual es verdad...

martes, 11 de octubre de 2011

Facturación por empleado en países europeos: ¿qué quieren decir esta cifras?

Estoy repasando e interpretando la información que nos facilitaron durante la pasada Cumbre Industrial y me encuentro con la siguiente proporción de facturación por empleado en las empresas subcontratistas en los quince países más antiguos de la UE, que extraigo de las cifras que dio Daniel Coué durante su charla sobre la subcontratación en Francia:



Facturación/empleado
Finlandia 171.758,23 €
Suecia 155.201,82 €
Alemania 148.709,59 €
Bélgica 142.849,53 €
Países Bajos 140.946,72 €
Francia 136.585,01 €
Luxemburgo 133.250,70 €
Austria 129.512,64 €
Media UE 15 114.128,26 €
Dinamarca 111.490,90 €
Reino Unido 102.480,94 €
Italia 101.258,36 €
Irlanda 91.836,39 €
España 64.058,06 €
Grecia 62.626,14 €
Portugal 61.572,80 €

No se, realmente, cómo interpretar estos datos. Se me ocurren varias explicaciones a la bajísima cifra de facturación por empleado que resulta para las empresas subcontratistas españolas:
  • Produciendo lo mismo con la misma gente, vendemos muy barato (opción poco probable).
  • Necesitamos más gente para hacer lo mismo (empieza a sonarme más factible).
  • Nuestra subcontratación es de menor valor añadido que la de los demás países, salvo Grecia y Portugal (me suena como causa probable).
  • Seguramente habrá otras explicaciones, que los lectores podrán comentar.

Sea como fuese, estas cifras -con todas las salvedades que queramos poner a la estadística- nos muestran el amplísimo margen de mejora que tenemos por delante para equipararnos con la Europa a la que nos queremos parecer.

viernes, 7 de octubre de 2011

MetalMadrid: ¡Vaya cambio en un año!

De vuelta tras MetalMadrid, no salgo de mi asombro. En un momento muy difícil para el sector metalúrgico, más agudo en la zona Centro que lo que llaman por allí "el Norte", han sido dos días de bastantes contactos y muchos visitantes. Me comentaba el organizador que han pulverizado el ratio de visitantes reales entre visitantes pre-registrados en los certámenes de IFEMA, que es del 30%. El miércoles, primer día, habían pasado por el pabellón casi el 80% de los visitantes pre-registrados, casi todos profesionales, para pasmo de los gestores del recinto madrileño. Una empresa que compartía stand conmigo se ha quedado sin catálogos en la mañana del segundo día del salón, y no es que los regalase, precisamente, pero las previsiones de visitas eran sensiblemente menores a lo que finalmente ha sido un flujo, por momentos muy elevado, de gente interesada por su tecnología.

Bien es cierto que muchos de los visitantes eran vendedores de todo tipo de productos consumidos por las empresas metalúrgicas, pero, entre este caudal de visitantes de baja calidad comercial -a las ferias los expositores vamos a vender, no a comprar- se han dejado ver por MetalMadrid unos cuantos responsables de compras, algunos de empresas muy importantes.

Un expositor del Foro, conocido de ediciones pasadas, me hablaba del gran interés que tiene para la industria metalúrgica madrileña el que Airbus lleve adelante un programa de charlas sobre el sector aeronáutico, mucho mayor que el que pudo tener el pasado año el ciclo orientado al sector eólico, para el que trabajan, según este hombre, suministrador de materia prima para los mecanizadores de la región, muchas menos firmas que las que lo hacen para Airbus y su red de proveedores. Estas charlas atrajeron a un buen número de visitantes, y se notó en la feria su presencia tras las mismas.

También ha contribuído al cambio de cara de MetalMadrid el que haya pasado de la pintoresca Casa de Campo -meter en el GPS "Casa de Campo" y acabar con el coche al lado de un estanque y rodeado de gansos, tras pasar por una zona de paseo de señoritas poco vestidas y muy simpáticas que saludaban a los conductores, y que no sabían dónde había feria, fue algo que nos pasó a casi todos los no madrileños con los que hablé en pasadas ediciones- al recinto ferial de Madrid por antonomasia, IFEMA. Un recinto menos "convivial", que dirían los franceses, pero más funcional y con espacio y servicios de primer nivel. Ha sido, para el salón, como ascender a Primera División, tras tres años en categorías inferiores.

Entre las demandas que he podido atender -más que en la pasada Cumbre Industrial- me ha sorprendido la cantidad de empresas que buscaban corte láser, plegado y soldadura de chapa. Conozco unas cuantas empresas madrileñas que hacen esto muy bien, pero que no estaban en la feria. Sinceramente, peor para ellas, porque esos contactos, que yo doy por buenos, hubiesen sido aún mejores, por cercanía, para ellos.

Me comentaba un expositor vitoriano, suministrador del sector del mecanizado, que Madrid y alrededores podía tener unas veinte veces más capacidad de mecanizado que Alava. No ha habido veinte veces más expositores madrileños que alaveses, y eso no es normal. Sorprende ver que empresas madrileñas que son clásicos ya en ferias en Alemania o Francia no exponen en MetalMadrid, pese a que conocen el certamen -lo visitan cada año-, no es caro, está bien organizado y se juega en su casa. Así como la pasada semana hablaba de un cierto patriotismo entre las empresas que acudieron a exponer a la Cumbre Industrial, en este caso hablaría del poco apego de la industrial metalúrgica madrileña hacia la que es, aunque sea por eliminación, su feria. Parece que las buenas sensaciones que ha transmitido este año MetalMadrid van a acabar por insuflar la fe en el proyecto de Pedro Carrillo a sus escépticos vecinos.

En definitiva, ha sido un MetalMadrid con mucha mayor dimensión que en la pasada edición, una de esas ferias que -como ha sucedido en algún otro certamen en estos últimos tiempos- uno la ve y parecería que no hay crisis. Aunque, si uno se fija en las caras de algunos buenos amigos, "compañeros del metal" de la zona, están más tristes que en años pasados. Y esas caras -que, como la feria, han cambiado radicalmente de un año para otro- no engañan.

miércoles, 5 de octubre de 2011

MetalMadrid crece en medio de incertidumbres

Ha comenzado bien MetalMadrid. La feria, que quiere ser el certamen de referencia del sector metálmecánico en el centro de España, se ha trasladado a IFEMA, dejando las dos anteriores ediciones en la Casa de Campo, y lejos ya de la primera edición, hace tres años, en un hotel madrileño. Todo un record de crecimiento en un sector duro, como es el de las ferias industriales en España.


MetalMadrid es el fruto de la visión de Pedro Carrillo, empresario con inquietudes en el sector del metal -TAFSA- y en el de la comunicación -Grupo Metalia- con carisma entre el puñado de jóvenes empresarios que se mueven en el entorno del metal en Madrid y alrededores.

El crecimiento de MetalMadrid -resultante del empuje de organizadores y de la clamorosa existencia de un nicho de mercado descuidado por las grandes organizaciones feriales- se da en un entorno marcado por las incertidumbres, a las que no es ajeno el ambiente en la feria: más vendedores en los pasillos que en los stands, pesimismo en los comentarios sobre la coyuntura actual y sobre el futuro... Lo nuestro, más la invisibilidad: MetalMadrid se celebra a la vez que Simo Network -nuevas tecnologías- y Liber -dedicada al sector librero-. Adivine el lector a qué certamen de los tres no ha venido ningún candidato a presidente del gobierno...

sábado, 1 de octubre de 2011

Figuras clave en el proceso de compra

Uno de los momentos más interesantes de la pasada Cumbre Industrial fue la ponencia de Daniel Coué sobre el mercado de subcontratación francés, dentro de los actos que se llevaron a cabo el jueves, Dia de Francia en el certamen.

Daniel Coué es, posiblemente, la persona que más sabe de subcontratación industrial en Europa y resulta de gran interes seguir lo que nos cuenta en sus ponencias y en las comunicaciones que ofrece en el sitio web de Midest, una feria con la que mantiene una gran vinculación. Ahora se ha apuntado al twitter, y no me cabe duda de que @DanielCoue será en breve una referencia tuitera de primer orden.

La charla de Coué comenzó con una descripción en cifras muy gráfica del mercado de la subcontratación en Francia, que puede ser encontrada en parte enredando un poco en Google. Aunque lo más brillante de la exposición vino después. DC definió cualitativamente el mercado de subcontratación francés y desgranó el proceso de compra en el sector de la subcontratación en Francia, en función del tamaño de serie y del momento de la vida del componente, indicando en cada caso cuál es la figura clave en el proceso de compra. Si bien las reflexiones de Coué se referían al mercado francés, creo que se pueden extender a cualquier otro entorno geográfico.

Resumiendo, Coué distingue entre la gran serie y la serie corta. En el primer caso, si se trata de proyectos nuevos, la figura clave en la compra es el Director de Proyecto. Si, por el contrario, se trata de vender un componente que sustituya a otro, no quedará más remedio que vérselas con un comprador.

En los casos de pequeña serie, adquiere protagonismo el responsable de producción, como personaje clave en determinados procesos. Coué definió en su charla más en profundidad las situaciones que se podía dar a la hora de intentar acceder a nuevos clientes.

De la ponencia de Coué mMe queda la idea de lo importante que es el saber a qué puerta de la empresa que queremos que sea cliente hay que llamar para, en función de lo que queramos ofrecer, podamos tener la certeza de estar hablando con el interlocutor adecuado.