viernes, 12 de noviembre de 2010

Un MIDEST asimétrico y frustrante

Ha pasado una semana tras el final del MIDEST -la feria de subcontratación industrial más importante de Europa- y no he escrito nada sobre cómo fue el salón, aparte de unas notas sobre algunos aspectos vinculados con la evolución de algunos países, puesta de manifiesto en París la pasada semana.


Toca, al menos, escribir unas líneas sobre la cuadragésima edición de MIDEST, una edición que podríamos llamar "asimétrica", al menos desde el punto de vista del mercado. Por una parte, una oferta realmente buena, con expositores marcando un nivel muy alto en algunas especialidades. Por otro lado, una demanda escasa, por no decir muy pobre. El resultado de esta combinación ha sido una gran cantidad de decepción, generalizada salvo algunas excepciones, que hay que tomar con cierta precaución (casi nadie reconoce, de saque, que una feria le ha ido mal).

Algunos de los hitos en cuanto a nivel de la muestra -como siempre, subjetivos- podrían ser el gran nivel de presentación de los stands, la presencia de industrias de países novedoso, como Serbia y Sudáfrica -incluso hablé con un fundidor de aluminio griego, el primer industrial de ese país con el que me encuentro en las Grandes Ligas-, la mejora de la oferta china -que empieza a ser muy grande, y que va desde el microdecoletaje que pone en apuros a los amigos de Alta Saboya hasta las piezas de fundición de hierro de grandes dimensiones-, el gran nivel, cada año mejor, del trabajo con chapa -uno de los expositores paisanos que estaba por allí hablaba maravillas de su competencia turca, por ejemplo- y una notable presencia de las grandes dimensiones: calderería pesada y construcción metálica, piezas de forja de gran dimensión (impresionante la muestra de la empresa guipuzcoana Tecni Hooks).

En el debe, la ausencia generalizada de compradores, asumida por los organizadores que hablaron de una menor concurrencia que la hubiesen deseado. Hablé con colegas de países emergentes y de regiones francesas, por ver si el problema de traer lo mejor que tenemos en casa y que se interese por ello un pequeño número de potenciales clientes era el "mal español" de la feria, o una epidemia generalizada, y los comentarios y actitudes que pude ver hablaban de pandemia.

Como me decía uno de los expositores alaveses, "da que pensar que, con la oferta tan impresionante de saber hacer que hay en este salón, no venga nadie". ¿Ha dejado de interesar la subcontratación industrial en el mercado? No lo creo. ¿Está el mercado tan parado que a los compradores no les merece la pena gastar tiempo y dinero en visitar la feria para conocer cómo está la oferta? Me inclino más por esta opción. Son tiempos de Resistencia, París nos lo ha recordado esta pasada semana.

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