jueves, 3 de noviembre de 2011

¿Puede ser una explicación?

En veinte años de participación en ferias, encuentros y otros eventos de promoción de las empresas industriales, he tenido la suerte de contactar, e incluso de hacer amistad, con gentes de orígenes muy diversos. Centenares de contactos franceses y alemanes pueblan mi base de datos. He tenido ocasión de disfrutar de la hospitalidad sueca, de tratar con industriales finlandeses en su país, donde he recibido la visita de industriales estonios, letones, lituanos, rusos -sobrios y no-, polacos... He conocido empresas de toda la Europa del Este, he charlado con gente del mundo de la industria de Irlanda, Luxemburgo... ¡San Marino!. Por supuesto, he competido en captar el interés de visitantes en las ferias internacionales con portugueses e italianos, turcos, daneses, noruegos... He sabido de los esfuerzos islandeses en el sector energético, de la siderurgia macedonia, de componentes para la industria del automóvil serbios, de firmas croatas y eslovenas.

Más al Sur, he visitado empresas industriales en Marruecos y Túnez, he recibido gente de empresas argelinas, egipcias, e incluso libias; conocí a un mecanizador de Guinea Conakry -"la industria de mi país soy yo", decía- y a voluntariosos industriales de Senegal, Costa de Marfil, Togo, Camerún, Nigeria... Compartí mesa una vez, en un abarrotado restaurante ferial, con un comprador de suministros industriales de Madagascar. Por supuesto, he conocido a gente que trabajaba empresas sudafricanas.

Una vez me tocó de vecino de stand un grupo israelí. He tratado con empresas iraníes, de todos los países del Golfo, incluido Irak, con indios y pakistaníes -"¿por qué no deja usted de fabricar, fabrico yo, y usted solo vende?"- , con vietnamitas, chinos, taiwaneses, tailandeses, filipinos, japoneses, coreanos... Una vez tuve en mi stand de Hannover una pieza de avión que exponía también, en la misma feria, una empresa indonesia. Y otra vez estuve charlando con una empresa neozelandesa.

Por supuesto, he tenido contactos con empresas industriales estadounidenses, canadienses, de Méjico... también de Costa Rica, de Cuba, de Argentina, Uruguay, Argentina, Brasil, Bolivia, Venezuela, Colombia... Recuerdo un par de chavales hijos del dueño de una fundición peruana de plata, que vinieron de feria a Francia y, de paso, a recorrer Europa.

Con todo este mapamundi en la memoria, lo que no recuerdo nunca, y esto mismo le pasa a algún otro trotamundos industrial con el que he comentado el asunto, es haber tenido contacto con ninguna empresa industrial griega.

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