Finalizó la Cumbre Industrial y Tecnológica, nuestra entrañable feria de Subcontratación. ¿Ha sido una buena feria? En términos absolutos, la situación del mercado no daba opciones para que la Cumbre fuese una feria de mucho movimiento. Los milagros son más propios de otros entornos, diferentes del industrial, y una mala coyuntura -sin hablar de cuestiones estructurales- no puede alumbrar números espectaculares.
¿Ha sido, pues, una mala feria? En absoluto. Puede que las cifras de visitantes sean muy humildes; puede que los compradores que hayan venido busquen nuevos proveedores para apretarles en el precio, y que los proveedores que exponían busquen nuevos clientes que no les ahoguen, como me comentaba un expositor, en lugar del deseable flujo de nuevas necesidades salidas de nuevos proyectos, como hemos podido ver hace un par de semanas en Finlandia. Puede que las tardes se hayan hecho interminables en este "verano indio", un otoño en el que hace bueno, como recitaba Joe Dassin, y en el que las ganas de volver a un recinto ferial tras una buena comida venían a ser las mismas que las de reunirse con el inspector fiscal a ver papeles.
Puede que haya habido todas esas circunstancias y cifras poco entusiasmantes. Pero la feria ha sido un éxito, solo por el hecho de celebrarse. Hace dos años, los organizadores dieron un paso atrás, que muchos no comprendimos, dejando sin escaparate a un sector que entonces lo pasaba mal, en un mercado en clara contracción. Esta vez, en unas circunstancias tampoco favorables, la feria ha salido adelante. El BEC ha apostado por la Subcontratación y se ha esforzado en animar una feria que se ofrece a un sector industrial muy amplio en nuestra zona. Los organismos que trabajan por la subcontratación, fundamentalmente las Bolsas de Subcontratación de las Cámaras de Comercio -que no lo están pasando bien en estos momentos de transición tras algunas decisiones políticas recientes que les han dejado con obligaciones pero sin recursos para afrontalas- se han volcado también con una feria que se ha reafirmado como la de referencia a nivel nacional en el sector. Y las empresas...
Las empresas han respondido de manera excelente, dadas las circunstancias de mercado, haciendo buenas las condiciones ofrecidad por la organización y el trabajo de los organismos de apoyo al sector. He visto muchas caras conocidas, de años de pelea en los mercados. Estábamos muchos de los miembros de la gran familia de la subcontratación, rubricando así la partida de renacimiento de una feria que ha vuelto, y que queremos que siga ahí, creciendo como escaparate de un sector que lo está pasando mal, pero que ni tira ni quiere tirar la toalla, y que sigue siendo ejemplo de innovación de verdad.
Ha habido un cierto patriotismo en esta presencia de empresas, la mayor parte pymes, muchas de ellas familiares, fibras diferentes de nuestro tejido industrial, cada una de ellas pequeña, pero todas ellas necesarias, reivindicando la naturaleza industrial de nuestro país. Por ello, más allá de los resultados particulares de cada uno de los participantes -y a los organizadores- creo que nos cabe a todos la satisfacción del deber cumplido durante estos cuatro días.
viernes, 30 de septiembre de 2011
sábado, 24 de septiembre de 2011
Este martes empieza la Cumbre
Han pasado cuatro años tras la última Cumbre Industrial y Tecnológica en el BEC, y han pasado unas cuantas cosas desde entonces. Por ejemplo, yo a aquella edición y a las anteriores les llamaba "Subcontratación", que es donde me movía -y sigo moviendo- y, ahora, ya se me ha metido en la cabeza lo de "Cumbre Industrial". Para la próxima edición seguro que pienso ya en la feria con todo su nombre completo, aunque a las ferias les suele pasar lo que a los futbolistas brasileños, que cuanto más corto y menos palabras tiene el nombre, mejores suelen ser.
En el grupo que coordino dentro de la Bolsa de Subcontratación de Alava vienen ocho empresas alavesas más una empresa madrileña invitada. Son sectores variados, desde la fundición a la electrónica, pasando por estampación, mecanizado, troqueles, recubrimientos... un abanico amplio que representa un poco la variedad de oferta industrial de nuestra zona y que es sensiblemente diferente a lo que se ha podido ver hace unos días en otra feria, también dicha de Subcontratación -como la propia palabra indica, "Alihankinta" significa "Subcontratación" en finés- en Tampere.
La organización ha hecho un esfuerzo grande primero para escuchar a los agentes del sector, y luego para traer compradores franceses. Veremos cómo se da el salón, que llega en un momento que tiene aires de punto de inflexión para la industria subcontratista de nuestro entorno: o nos integramos definitivamente en la pirámide europea de la Subcontratación de especialidad, saliendo a vender a los mercados donde estos existen, o nos morimos lentamente enseñándonos los tornillos unos a otros. Contaré por aquí cómo nos ha ido.
En el grupo que coordino dentro de la Bolsa de Subcontratación de Alava vienen ocho empresas alavesas más una empresa madrileña invitada. Son sectores variados, desde la fundición a la electrónica, pasando por estampación, mecanizado, troqueles, recubrimientos... un abanico amplio que representa un poco la variedad de oferta industrial de nuestra zona y que es sensiblemente diferente a lo que se ha podido ver hace unos días en otra feria, también dicha de Subcontratación -como la propia palabra indica, "Alihankinta" significa "Subcontratación" en finés- en Tampere.
La organización ha hecho un esfuerzo grande primero para escuchar a los agentes del sector, y luego para traer compradores franceses. Veremos cómo se da el salón, que llega en un momento que tiene aires de punto de inflexión para la industria subcontratista de nuestro entorno: o nos integramos definitivamente en la pirámide europea de la Subcontratación de especialidad, saliendo a vender a los mercados donde estos existen, o nos morimos lentamente enseñándonos los tornillos unos a otros. Contaré por aquí cómo nos ha ido.
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martes, 20 de septiembre de 2011
Pensamientos sobre la "loganización"
Repasando la prensa técnica -profusa e interesante- que se nos proporcionó a los expositores en la pasada edición de la feria Industrie de Lyon me encontré con un "palabro" evocador de los tiempos que nos está tocando vivir. Se trata del término "loganización".
El que las ventas del Dacia Logan hayan servido para salvar los resultados de Renault está en la etimología de este térnino, que hace referencia a la producción de bienes y servicios básicos, poco sofisticados, pero que cumplen con la función para la que el consumidor los adquiere, en detrimento de otros con más funciones, opciones, posibilidades... pero que son más caros.
En Usine Nouvelle hablaban, por ejemplo, de la loganización de la máquina herramienta: se venden cada vez más máquinas básicas, versátiles con tecnologías probadas y que cubren las necesidades de una buena parte de los clientes que desean una máquina robusta, que permita hacer un abanico amplio de tareas, y que no dejen al contable de la empresa temblando.
¿Es buena o mala la loganización? Parece que a corto plazo soluciona problemas a quienes son capaces de poner en el mercado sus Logan. En la pasada Bienal de Máquina Herramienta, una de las firmas líderes mundiales en maquinaria con arranque de viruta se presentó con máquinas mucho más sencillas -y baratas- que sus modelos estrella. Al final, facturar es facturar, y si el mercado no puede comprar la supermáquina, que nos compre al menos algo. Por otro lado, la gente que apuesta por el decrecimiento como salida a esta crisis seguro que está satisfecha con la loganización. Y ha servido para que servidor vuelva a publicar en este blog meses después.
Yo tento mis dudas, sin embargo, de que esta tendencia pueda ser buena a medio y largo plazo. Dice mi suegra que es peor el vicio que el hambre, pero quedarnos como estamos, sin intentar mejorar, ya no es viable. La investigación es un motor de desarrollo, y necesita desarrollo de producto, y venta del mismo, para ser rentable y atractiva para las empresas. Mucha investigación se dedica a resolver problemas no necesariamente industriales, sino vinculados con la pervivencia misma de nuestro mundo. ¿Quién, en un mundo loganizado, va a invertir en investigar en energías renovables, en el coche eléctrico, en mejorar en campos como la medicina, la biología... si el mercado va a requerir única, o mayoritariamente, de opciones ya consolidadas, que en el mundo anterior a la loganización, incluso serían consideradas como obsoletas?
Imagino un mundo loganizado como algo parecido a lo que puede ser un país autárquico: no gastas en novedades, pero acaba siempre faltándote algo, y acabas languideciendo, camino del colapso.
Me gustaría conocer más opiniones sobre este fenómeno. Se agradecen comentarios en el blog, en twitter...
El que las ventas del Dacia Logan hayan servido para salvar los resultados de Renault está en la etimología de este térnino, que hace referencia a la producción de bienes y servicios básicos, poco sofisticados, pero que cumplen con la función para la que el consumidor los adquiere, en detrimento de otros con más funciones, opciones, posibilidades... pero que son más caros.
En Usine Nouvelle hablaban, por ejemplo, de la loganización de la máquina herramienta: se venden cada vez más máquinas básicas, versátiles con tecnologías probadas y que cubren las necesidades de una buena parte de los clientes que desean una máquina robusta, que permita hacer un abanico amplio de tareas, y que no dejen al contable de la empresa temblando.
¿Es buena o mala la loganización? Parece que a corto plazo soluciona problemas a quienes son capaces de poner en el mercado sus Logan. En la pasada Bienal de Máquina Herramienta, una de las firmas líderes mundiales en maquinaria con arranque de viruta se presentó con máquinas mucho más sencillas -y baratas- que sus modelos estrella. Al final, facturar es facturar, y si el mercado no puede comprar la supermáquina, que nos compre al menos algo. Por otro lado, la gente que apuesta por el decrecimiento como salida a esta crisis seguro que está satisfecha con la loganización. Y ha servido para que servidor vuelva a publicar en este blog meses después.
Yo tento mis dudas, sin embargo, de que esta tendencia pueda ser buena a medio y largo plazo. Dice mi suegra que es peor el vicio que el hambre, pero quedarnos como estamos, sin intentar mejorar, ya no es viable. La investigación es un motor de desarrollo, y necesita desarrollo de producto, y venta del mismo, para ser rentable y atractiva para las empresas. Mucha investigación se dedica a resolver problemas no necesariamente industriales, sino vinculados con la pervivencia misma de nuestro mundo. ¿Quién, en un mundo loganizado, va a invertir en investigar en energías renovables, en el coche eléctrico, en mejorar en campos como la medicina, la biología... si el mercado va a requerir única, o mayoritariamente, de opciones ya consolidadas, que en el mundo anterior a la loganización, incluso serían consideradas como obsoletas?
Imagino un mundo loganizado como algo parecido a lo que puede ser un país autárquico: no gastas en novedades, pero acaba siempre faltándote algo, y acabas languideciendo, camino del colapso.
Me gustaría conocer más opiniones sobre este fenómeno. Se agradecen comentarios en el blog, en twitter...
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