El cierre de Sidenor durante al menos veinte días de aquí a final de año por la subida del precio de la electricidad es el primer aldabonazo mediático. Desde principios del siglo pasado, con la Segunda Revolución Industrial, la electricidad es omnipresente en el mundo industrial. Hornos, motores, iluminación, sistemas de cálculo y control... todo necesita de la electricidad en el mundo industrial, en algunos casos, como la siderurgia, de manera intensiva. Una subida abrupta de su precio revienta todas las previsiones de costes y acaba abocando al cierre, ojalá que solo temporal, de buena parte de la Industria, tal y como la conocemos.
Un conocido que trabaja en una fundición me comenta que el pasado viernes no sabía si iban a abrir esta semana. Siguen, de momento, porque no es una parada sencilla, y porque algunos clientes han aceptado indexar el precio que pagan a esta fundición al precio del Megavatio hora. Es un mal parche, pero pocas más alternativas hay. "De momento han aceptado esto, pero seguro que están buscando otros proveedores", me indica este conocido.
Hay mucho en juego en este problema como para que quienes tienen responsabilidad en la gestión de nuestra sociedad se pongan de perfil. No estamos hablando de un pequeño grupo de minadores de bitcoin a los que les deja de ser rentable un negocio etéreo. Se trata de sectores estratégicos para la economía del país, del Continente, de esos que la crisis del Covid dizque ha hecho imprescindible que volvamos a tener cerca de casa para seguir siendo no ya competitivos, sino viables. Sectores que, como tengan que indexar sus precios de venta al coste de los insumos, se van a ver remunerados cada vez menos por lo que aportan de valor. La paradoja es que el precio de la luz se fija por un procedimiento . que nada tiene que ver con el coste de la mayor cantidad de la energía eléctrica producida. Eso, más los impuestos y tasas que embaldosan de buenas intenciones el camino hacia el Infierno que supone cada recibo de la luz.
La solución tiene que ser urgente, ya que el problema lo es. ¿Qué cuesta menos tiempo? ¿Apagar y volver a encender un horno? ¿Construir centrales eléctricas a las que no les afecte el que llueva, haga solo o sople el viento? ¿Modificar el marco que establece el coste de la electricidad? Sin ser experto en el tema, me da que donde más rápido se puede actuar es en la mesa del Consejo de Ministros. Eso sí, hace falta saber y querer, y se empieza a llegar tarde.
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