Solidaridad sobre dos ruedas
Si considerásemos África un
bocadillo, el ciclismo profesional en el continente ha sido cosa de
las rebanadas de pan. El norte africano, con influencia francesa, fue
cuna en el siglo pasado algunos corredores profesionales, lo mismo
que el sur, en la órbita anglosajona. El África negra vio el
desarrollo de un ciclismo entusiasta, pero sin excesivos recursos,
reflejado en carreras como el Tour de Faso, que ha alcanzado cierta
notoriedad en el mundillo ciclista profesional y que suele acoger a
corredores europeos, que acuden a competir con los mejores corredores
africanos.
En los últimos años se ha
producido el florecimiento del ciclismo profesional en uno de los
países más pobres del mundo, Eritrea. Con la ayuda de programas de
apoyo de la federación internacional, la UCI, varios ciclistas de
este país se están haciendo hueco en el pelotón internacional. En
2012, el eritreo Daniel Teklehaimanot ganó la Clásica de Ordizia, y
fue el primer africano negro en correr la Vuelta a España. Su
compatriota Nantnael Berhane pasó también a la pequeña historia
del ciclismo del África negra al ser el primero en ganar una etapa
en una carrera europea: en concreto, el pasado año se hizo con una
etapa en la Vuelta a Turquía. Es todo un éxito deportivo y humano
para un país que vive con la amenaza de la guerra con sus vecinos y
con la certeza de una pobreza extrema para buena parte de su
población.
El ciclismo es cauce también de la
cooperación. Una iniciativa que ha unido ciclismo, África y ayuda
al desarrollo es el “Proyecto Ciclista Solidario”, liderado por
la Fundación Pascual Ros Aguilar, el ciclista aficionado Mikel
Gurrutxaga y la asociación Amigos de Mali. El proyecto,
recientemente finalizado con éxito, ha servido para construir un
centro de salud en Massigui (Mali). La financiación del proyecto se
ha visto ligada a la bicicleta: Gurrutxaga, conocedor de la necesidad
en Mali, y en busca de motivación para retornar a los entrenamientos
tras una grave lesión, se encontró con el apoyo de la Fundación
Pascual Ros, que decide aportar mil euros por cada carrera que el
corredor finalice de un programa de nueve pruebas, para ser realizado
entre los años 2012 y 2013.
Al proyecto se sumaron otras firmas, y
cada una de las carreras se convirtió en una caja de resonancia del
proyecto. Finalmente, el pasado mes de noviembre se inauguró el
Centro de Salud Comunitario de Massigui, culminación de un proyecto
impulsado por casi mil ochocientos kilómetros recorridos por
Gurrutxaga. Puede verse más información sobre este proyecto en el
sitio web www.proyectociclistasolidario.com
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