domingo, 23 de enero de 2011

A la supervivencia por la contracción

En los últimos días he escuchado a varias personas hablarme de que les va bien a sus negocios. Suena a música celestial oir esto, con lo que ha caído y sigue cayendo. Bien es verdad que estos sonetos de buena marcha llevan siempre un estrambote que matiza la felicidad.

Por ejemplo, hoy me comentaba un colega en el negocio de las páginas web que le estaba yendo muy bien, que su empresa tenía mucho trabajo. ¿La pega? Que les estaba cayendo trabajo de una empresa mayor, en apuros, con precios de los que se cobraban a las Administraciones Públicas antes de que hubiésemos oído hablar de los hermanos Leman. O sea, que se trabaja más, pero se cobra bastante menos. Aun así, se gana dinero.

Es parecido a lo que me contaba una familiar que trabaja en una empresa suministradora de primer nivel para el sector del automóvil. Hace un año su empresa estaba en ERE. Ahora, me cuenta, están muy bien de trabajo, incluso con agobios. Eso sí, los precios no tienen punto de comparación con los de antes de la crisis. La dirección de la empresa ha captado trabajo a precios muy ajustados -en ocasiones, demasiado, según mi contacto- para entrar en los proyectos desde el principio, cuando están por definirse la mayor parte de los detalles, con la esperanza de poder subir precios cuando el proyecto esté cerca de llegar a producción. Como en el caso del negocio de las webs, hay trabajo, pero los precios despiertan un entusiasmo escaso a los analistas financieros de las empresas.

En una tercera charla reciente, un mecanizador me hablaba de trabajo que le estaba entrando de clientes que han perdido proveedores por el cierre de estos. La buena noticia para mi interlocutor no era el negocio, sino la supervivencia, y esta a costa de la muerte de un competidor.

¿Hemos llegado al punto en el que han vuelto a encontrarse oferta y demanda? ¿Hemos tocado suelo -queda mejor esta palabra que "fondo", ¿a que sí?- a base de responder con reducción de oferta y de precios a la contracción de la demanda? Parece que las cosas, al menos en parte, son así. Imagino que cuando se hablaba, al principio de la crisis, de que habíamos vivido por encima de nuestras posibilidades, se estaba hablando de que íbamos a llegar a esto que sucede ahora. Ojalá este suelo sea lo suficientemente sólido para parar la caída y facilitar el rebote hacia arriba.

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