Acabó la primera feria en la era Covid. Es tiempo, en primer lugar, de agradecimientos. A los organizadores, por mantener la feria en tiempos tan complicados. A los expositores, por mantener una apuesta costosa con una posibilidad muy escasa de retorno económico, al menos a corto plazo. A los visitantes, por honrarnos con su presencia cuando todo parece impulsar a no moverse. A la gente que ofrece sus servicios en la feria, por hacer lo posible por ponernos todo fácil.
Cuando se dice que hay que convivir con el virus, uno piensa en lo que ha hecho toda esta gente. BIMU, uno de los salones de referencia a nivel industrial en Europa, dio el paso, como están haciendo algunos contados certámenes. Airtec, en Munich, esta misma semana, por ejemplo. Una cuarta parte de ocupación de espacio, una afluencia discreta de visitantes... las cifras feriales se resienten, como las de la Economía. Me comenta gente de la organización que el objetivo del año es seguir ofreciendo a quienes desean mostrarse el marco para hacerlo. Son líderes, actores destacados en el sector, y quieren seguir siéndolo también en los momentos duros. Un liderazgo valiente.
La seguridad, en estos tiempos, se ha convertido en el gran reto: crear espacios seguros, eventos seguros... Las reglas en la feria son claras: todo el mundo con mascarilla, dispensadores de gel omnipresentes, puestos por la feria y por la mayoría de los expositores en sus stands, control de temperatura a la entrada, pasillos amplios, pantallas de protección en la mayoría de mostradores. Mi sensación, al menos, es la de haber estado en un entorno todo lo seguro que pueden ser los entornos en estos tiempos, y sin que haya supuesto ningún obstáculo para el normal desarrollo de la actividad en feria, más allá de la molestia de llevar durante muchas horas la mascarilla.
Además de la seguridad, está la economía. Hablé con algunos expositores que se sentían afortunados por haber tenido una caída en su facturación de un 15% en lo que va de año. Un taxista me decía que había pasado de hacer una docena de carreras al día a hacer una, y a veces ninguna. Desde luego, el industrial del 15% de bajada de facturación se puede sentir afortunado, al menos por comparación con otros sectores. Mucha gente con la que hablé acudirá también, en unos días a MecSpe, en Parma, salón que compite en ciertos sectores con BIMU. Es lo que más me ha llamado la atención: se está afrontando la situación con precauciones, pero sin miedo. Si es cierto que la Fortuna ayuda a los audaces, poca ayuda le va a quedar a la Fortuna para repartir fuera de Italia.
El resultado de la feria ha sido discreto. El listón lo marcaba la participación que hicimos hace unos años las Cámaras Vascas, esta vez liderada por la Cámara de Gipuzkoa. Hemos mantenido el nivel de contactos, lo cual, dadas las circunstancias, hay que tomarlo como un buen registro. No esperaba más, aunque, en tiempos sin Covid, el resultado hubiese sido pobre. Lo más importante esta vez, sin embargo, es lo cualitativo: en Subcontex tenemos el compromiso de hacer llegar contactos a nuestros asociados y, para ello, hay que estar donde se pueden producir estos contactos. En cuanto las circunstancias lo han permitido, hemos vuelto a estar presentes en un evento presencial, algo que esperamos poder seguir haciendo en un futuro. Por esa parte, objetivo cumplido.