La feria ESEF de Utrecht es un certamen en el que participo de manera intermitente. No es uno de los grandes salones europeos, es largo, no es barato y está en un mercado que no de alta prioridad para mi entorno. Este año, por una serie de circunstancias, he acabado volviendo a exponer en Utrecht, cuatro años después de la última participación.
Ha merecido la pena. He encontrado un mercado en ebullición, en el que la recuperación económica parece un hecho claro reflejado en aspectos concretos. Varios visitantes hablan de capacidad productiva ocupada en su totalidad en muchos sectores subcontratistas holandeses. Otros me hablan de un acortamiento de plazos en las demandas de los clientes de las empresas subcontratistas, debido al tirón de la demanda de los productos fabricados por aquellos. Esto se está traduciendo en un retorno a la búsqueda de proveedores más cercanos, europeos, que puedan aportar una respuesta más rápida que los suministradores chinos, que habían recibido una parte notable de la demanda en los últimos años.
El número de visitas de posibles compradores ha sido mayor que el de hace cuatro años, y se ha situado en cifras similares a las de los buenos años de finales del Siglo XX y principios del XXI. Demandas variadas, no demasiado concretas, pero con un interés genuino por ver qué puede ofrecer al mercado holandés la subcontratación española.Y, cómo no, algún pajarúa en busca de dinero fácil, que de todo tiene que haber en momentos de demanda creciente.
Entre tantas luces, también alguna sombra. El posicionamiento de España como país de suministro industrial está lejos de ser el que fue. He compartido pasillo, fente con frente, con un stand de una empresa polaca, con gente muy amable, por cierto. Los dos stands eran más o menos parecidos, con decoración similar y muestras intercambiables. En uno, la palabra "SPAIN", en el otro, "POLAND". La reacción de la mayor parte de quienes veían el cartel "Spain" era de seguir caminando. Sin embargo, la mayor parte de quienes leían "Poland" paraban a preguntar. ¿Habremos perdido atractivo respecto a otros mercados de suministro? Si es así, tenemos una ardua tarea por delante.