Hacia el progreso por la
educación. Esta idea subyace tras varios proyectos enfocados a
desarrollar ordenadores muy baratos y un entorno educativo basado en
ellos, que sean asequibles incluso para los países más pobres y que
permitan mejorar la calidad de la educación de millones de niños y
jóvenes de los países en vías de desarrollo.
Es el caso, por
ejemplo, de la iniciativa “One Laptop per Child”, que ha
desarrollado un equipo básico, el XO, con el que, según señala el
sitio web de la organización laptop.org, han llevado las ventajas
que para la educación supone el uso del ordenador e Internet a cerca
de dos millones y medio de alumnos y profesores en todo el mundo.
Latinoamérica es la zona de mundo con mayor presencia de los XO, con
dos millones de usuarios de estos ordenadores, que utilizan Linux e
incluyen pocos elementos pero mucha conectividad –acceso a
Internet, varios puertos USB, lectores de tarjetas- y un amplio
catálogo de programación educativa desarrollada por una comunidad
internacional altamente motivada.
En la India, el
gobierno del segundo país más poblado del planeta, que es una
potencia mundial en el campo de la programación, está detrás del
desarrollo de una “tablet” con un coste inicialmente previsto de
35 dólares. En este caso, el objetivo son los estudiantes
universitarios del país. El equipo, comercializado con la marca
“Aakash”, está basado en Android, y ofrece un software básico
más la conectividad a Internet que se ha hecho imprescindible hoy
día.
El bajo coste de
estos equipos es una condición básica para facilitar su uso masivo
en los países con menos recursos, pero está teniendo también un
efecto no deseado, y es que estos objetos se han convertido en
“gadgets” apetecibles para los tecnoaficionados en los países
del Primer Mundo. Esta situación se ha dado en el lanzamiento de la
Raspberry Pi, proyecto de una fundación británica
(www.raspberrypi.org) para desarrollar un ordenador barato, basado en
componentes usados en los teléfonos móviles, y pensado para
facilitar el acceso al mundo de los ordenadores e Internet. El
proyecto alcanzó, en su fase de desarrollo, una gran repercusión
entre los aficionados a la tecnología, que colapsaron los sistemas
de compra on-line del producto apenas este se puso en venta, por una
cantidad cercana a los 40 euros. Muy posiblemente el Raspberry Pi
llegará a cumplir su objetivo de acercar a los niños del mundo las
ventajas del acceso barato a los ordenadores, pero lo hará cuando
cientos de miles de aficionados, deseosos de tener el último juguete
del mercado tecnológico, dejen sitio en la cola de la compra a los
destinatarios iniciales del proyecto.